La Kristen Stewart que nos encontramos
en Cannes en la premiere de ‘On the Road’ es diferente. Más atrevida,
más libre. Y no reniega de su fama. Sabe cuál es la razón de su éxito:
que es igual que sus fans, y por eso les gusta. Nos cuenta por qué es
una chica como las demás.
Kristen Stewart (Los Ángeles, 1990)
tiene madera de icono. Con sólo 22 años, se ha metido en la piel de
varias figuras legendarias del pasado y el presente. Como la Joan Jett
de The Runaways (Floria Sigismondi, 2010), acercó el punk rock de los 70
al público juvenil. Con Blancanieves y la Leyenda del Cazador (Rupert
Sanders, 2012) insufló una determinación contemporánea a la heroína de
los hermanos Grimm.
Y como la Bella Swan de la pentalogía La
Saga Crepúsculo se convirtió en la Julieta de una nueva generación.
Ahora, en On the Road, adaptación de la mítica novela de Jack Kerouac En
el camino (ed. Anagrama), Stewart encarna a Marylou, la vitalista
compañera de viaje de Sal Paradise y Dean Moriarty. Y a pesar de todo
este historial, sigue siendo una joven retraída que busca su lugar ante
los micrófonos de los periodistas y los flashes de los fotógrafos, a los
que maravilla –o desconcierta– con sus looks explosivos.
Para su encuentro con FOTOGRAMAS en el
Festival de Cannes, la actriz luce una camiseta con la portada del
single Picture This de Blondie (diseño de Dolce&Gabbana),
mini-shorts negros, tacón alto y chaqueta de cuero anaranjada de
Balenciaga. Ahí queda eso.
Cada vez me cuesta menos ponerme delante
de un micrófono, confiesa la actriz con ese hablar acelerado y
entrecortado que la ha convertido en la encarnación perfecta del angst
post-adolescente. Hace un tiempo, me preocupaba demasiado por proteger
mi intimidad y no sabía muy bien cómo marcar los límites.
Con el tiempo, me he ido acomodando,
soltando un poco. Además, todo cambia cuando te toca promocionar algo en
lo que crees profundamente, como sucede con mi papel en On the Road.
Stewart intenta proyectar una imagen serena: mesura sus palabras y
reacciones; sin embargo, su ímpetu juvenil estalla en súbitos brotes de
excitación, como cuando exclama: ¡Me parece taaaan ridículo cuando un
actor intenta venderse a sí mismo como si fuera alguien súper
interesante! Hay gente que acaba convirtiéndose en su propio producto
mediático. Antes, me daba una vergüenza terrible que la gente pudiera
verme de esa manera, por eso tendía a mostrarme hermética.
Aprender a perder el control
Como ocurre con la mayoría de jóvenes
norteamericanos, la novela En el camino fue para Kristen Stewart un
espejo en el que volcar sus anhelos de adolescencia. Siempre me
identifiqué con el personaje de Sal Paradise, que es sobre todo un
observador. No soy el tipo de persona que busca abrir caminos. No tengo
madera de líder. Sin embargo, en paralelo, la novela me despertó el
deseo de crecer más allá de mis limitaciones; ser un poco más como Dean
Moriarty o Marylou.Así, la película dirigida por el brasileño Walter
Salles le ha permitido a Stewart meterse en la piel de su antigua guía
espiritual. Mucha gente tiene la impresión de que Marylou fue utilizada
casi como un objeto por el resto de personajes, pero en realidad ella
recibió tanto como dio. Para la actriz, la clave está en la forma de
reír del personaje. Cuando Marylou ríe, lo hace de forma expansiva y
generosa, quiere dar y dar para luego recibir más y más. Yo, en cambio,
tiendo a reírme hacia dentro, para mí misma. Esa pequeña diferencia
determina dos aproximaciones muy diferentes a la vida, concluye Stewart.
Estas diferencias de carácter hicieron
que Stewart tuviese dudas a la hora de acercarse al personaje de
Marylou. Me preocupaba no ser capaz de perder el control y dejarme
llevar. Por suerte lo conseguí (ríe para sí misma). Por lo general,
desconfío de los actores que se vanaglorian de que un personaje les ha
cambiado como personas, pero es cierto que, en ocasiones, un personaje
puede revelarte una parte de ti mismo que estaba oculta. Interpretar a
Marylou me ha demostrado que puedo ser como ella. En este paseo por el
lado salvaje de la vida, Stewart tuvo que montarse un trío de ficción
con los actores Sam Riley y Garrett Hedlund. En realidad, la escena del
trío fue más sencilla que las otras escenas de sexo, que fueron más
íntimas e intensas. Fue una de las primeras escenas que rodamos y estaba
obsesionada con hablar como la verdadera Marylou: quería imitar la
forma de hablar que tenían en los años 40. ¡Estaba tan preocupada por
cómo sonaba mi voz que casi se me olvidó que estaba medio desnuda!
La fama y el Crepúsculo
Hay pocas jóvenes actrices del panorama
actual que hayan experimentado de forma tan intensa como Kristen Stewart
el fenómeno fan. ¿Qué piensa la actriz de la legión de seguidoras que
la idolatran fervientemente? Las celebridades tendemos a ser colocadas
en un nivel diferente al del resto de la gente, pero a mis fans me
gustaría decirles: ¡Te gusto porque nos parecemos! ¡Somos iguales!
El mensaje podría leerse como una
llamada de auxilio: no debe ser fácil vivir bajo la atenta mirada de las
fans… y los paparazzi. Recordemos que el verano pasado Stewart
protagonizó una esperpéntica tormenta mediática al descubrirse su
supuesto affaire con Rupert Sanders, el director de Blancanieves y la
Leyenda del Cazador, lo que provocó su supuesta ruptura (y posterior
reconciliación) con el actor Robert Pattinson.
Por su parte, desde el cuestionado altar
que le ofrece la fama, ¿siente Kristen Stewart alguna responsabilidad
para con sus seguidoras? La actriz se muestra precavida. Es consciente
de que la Marylou de On the Road –una chica ansiosa por experimentar la
libertad espiritual y sexual– no es un personaje modélico en el sentido
más tradicional del término: La gente es libre de elegir sus modelos a
seguir. Creo que si no tienes suficiente edad para ver y entender una
película como esta, no deberías verla.
Y si hablamos de fans, resulta imposible
no echar la vista atrás y rememorar el paso de Stewart por ese
torbellino teen que fue La Saga Crepúsculo. Recuerdo perfectamente el
momento en el que me di cuenta de que iba a ser un éxito mayor de lo que
esperaba, explica la actriz. Fue en el Comic-Con de San Diego de 2008:
Esperaba un encuentro íntimo con los fans; estaba convencida de que
había protagonizado una película pequeña y extraña. ¡Y entonces
aparecieron 6.000 seguidores absolutamente entregados! Fue sorprendente e
impactante. Había nacido una estrella.
¿La madurez de la estrella?
No cabe duda de que el trabajo de
Kristen Stewart en On the Road supone un salto de complejidad y madurez
en la trayectoria de la joven estrella. Sin embargo, la actriz defiende
que sus decisiones no responden a un plan maestro: no tengo demasiado
tacto en lo referente al diseño de mi carrera. Stewart reconoce que mi
participación en La Saga Crepúsculo ha eclipsado el resto de mi trabajo,
como por ejemplo su papel de hija diabética de Jodie Foster en La
Habitación del Pánico (David Fincher, 2002), su labor a las órdenes de
Sean Penn en la dramática Hacia rutas salvajes (2007) o su incursión en
el drama generacional de la mano de Greg Mottola en la emotiva
Adventureland (2009).
Para argumentar que el suyo no es un
giro repentino, Stewart reivindica otros trabajos en los que ya se había
adentrado en temáticas comprometidas: Con sólo 13 años, protagonicé
Speak (Jessica Sharzer, 2004), una película que trataba sobre el trauma
que arrastra una chica que ha sido violada. Quizás era demasiado joven
para hacer una película como aquella, pero me cambió como actriz y me
reveló el verdadero potencial del cine. Y luego está Welcome to the
Rileys (Jake Scott, 2010), donde fui una stripper adolescente. Si eso no
es un cine adulto…, remata Stewart.
Fuente: fotogramas Vía @LeonOvejaNess | DiarioTwilight
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